Buscando
en los libros de cocina
Encontré la receta perfecta
Para hacer reflexionar
A mente propia y ajena:
Con un kilo de exclusión
No saldrá bien la masa
Si en tu círculo todos son iguales…
La verdad es que no se avanza.
Añadir de segregación
Una gran cucharada
La masa empieza a pujar,
Pero hay clases diferenciadas.
Con una cucharita de integración
Ya casi está preparada
Una pizca de inclusión…
La sociedad acentuada.
Ya no habrá realidad segmentada.
Rosario
Mª Cañete
Exclusión:
Había una vez un país habitado por Figuras Geométricas
llamado Circulandia. Este país se había llamado así porque la mayoría de sus
habitantes eran Círculos. Y digo la mayoría porque no todo el mundo lo era, ya
que también había Triángulos, Cuadrados, Rectángulos, Rombos, y demás Figuras.
Los Círculos, que se consideraban seres hermosos por ser
mayoría, por ser "normales", rechazaban y se alejaban del resto de
figuras por su "anormalidad".
- Los cuadrados son raros -decían entre ellos-. Tienen picos y
líneas rectas. No son tan bellos como nosotros, que somos Figuras Perfectas.
Nosotros podemos rodar y rodar, y somos totalmente simétricos por todas partes.
Nadie puede compararse a nosotros los Círculos.
- Y que nadie se acerque a esos raritos -decían otros-. Seguro
que tienen una enfermedad contagiosa. ¿Y si acabamos como ellos? Ya no seríamos
seres normales, no podríamos rodar tan bien. Ellos son incapaces para cualquier
cosa, sobre todo para rodar.
Y así, bajo estas ideas, los Círculos no permitieron la
entrada de las otras Figuras en los colegios, ni en los restaurantes, ni en el
gimnasio de kárate, ni en el equipo de ajedrez, ni en ningún lado.
Consideraban mejor tenerlos apartados y no acercarse mucho a
ellos, pues, según decían, "seguro que no traen nada bueno".
Segregación:
Había una vez un país habitado por Figuras Geométricas llamado
Circulandia. Este país se había llamado así porque la mayoría de sus habitantes
eran Círculos. Y digo la mayoría porque no todo el mundo lo era, ya que también
había Triángulos, Cuadrados, Rectángulos, Rombos, y demás Figuras.
Y los círculos, que se consideraban "normales",
sentían lástima de las demás Figuras, así que decidieron que no era bueno
excluirles de la sociedad, por lo que
comenzaron a construir escuelas especiales para Cuadrados, y escuelas
para Triángulos, y lugares habilitados para Hexágonos, salas aparte para que
pudiesen estar los Rombos...
- ¡Así está bien! -exclamaban los Círculos-. De este modo las
demás Figuras tienen un lugar en el mundo.
- Sí -respondían otros-. Así está bien. Los Cuadrados, los
Triángulos y demás Figuras no son como nosotros. No tienen nuestras
capacidades. Son diferentes y no les haríamos ningún bien teniéndolos junto a
nosotros. No es bueno excluirles, pero tampoco mezclarlos con nosotros.
Integración:
Había una vez un país habitado por Figuras Geométricas
llamado Circulandia. Este país se había llamado así porque la mayoría de sus
habitantes eran Círculos. Y digo la mayoría porque no todo el mundo lo era, ya
que también había Triángulos, Cuadrados, Rectángulos, Rombos, y demás Figuras.
Y los Círculos no querían que el resto de Figuras estuviesen
separadas. No querían ni excluirlas ni segregarlas, así que dejaron un espacio
junto a ellos.
Pero como al resto las veían diferentes, como desgraciadamente
las consideraban minusválidas (que significa "menos válidas"), o
enfermas, o problemáticas, decidieron hacer un hueco aparte dentro de su mundo.
Así estarían con ellos, pero en un rincón apartado para que pudiesen, según
comentaban, desarrollarse con normalidad o no causar problemas.
- No podemos excluirlas de la sociedad -argüían- porque son
Figuras Geométricas al igual que nosotros; tienen derecho a ser respetados y
tratados con dignidad.
- Es cierto -decían también-. Pero en las escuelas no deberían
estar junto a los Círculos, pues entorpecerían el ritmo "normal" de
las aulas y ellos tampoco saldrían beneficiados. Hay que crear aulas a parte
dentro del mismo centro.
Por ello construyeron escuelas en las que podían entrar
Triángulos, Cuadrados, Rombos, Rectángulos... pero las dejaron en clases
separadas.
Y de este modo el mundo y las aulas quedaron así:
Había una vez un país habitado por Figuras Geométricas
llamado Figurlandia. Este país se había llamado así porque sus habitantes eran
Triángulos, Cuadrados, Rectángulos, Rombos, y demás Figuras Geométricas.
La mayoría eran Círculos, pero estos no veían Círculos en el
mundo, sino Figuras Geométricas, cada una con su forma, su fortaleza, su
debilidad, su forma de ser, pensar y sentir.
No se consideraban normales, ni las Figuras Perfectas. Y
querían un mundo en el que todo el mundo estuviese unido, una gran comunidad.
- ¿Y cómo hacemos para incluirles en nuestra sociedad?
-preguntó uno.
- Es sencillo -respondió alguien-: Cogeremos unas tijeras y
les cortaremos los picos hasta que sean Círculos.
- ¿Pero eso no les hará daño? -cuestionó otro-. Eso debe de
doler... ¡No me parece bien obligarles a ser Círculos a toda costa!
- Lo mejor sería -concluyeron al final- aceptarles tal y como
son. Que estén dentro de nuestra sociedad sin obligarles a cambiar.
- ¡Nadie es una Figura Perfecta en este mundo! -afirmaron
finalmente-. Cada cual tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles, y en
unión podemos aprender todos de todos. Nosotros podemos hacer uso de nuestra
constitución para formar ruedas que sirven para llevar grandes cargas, los
Cuadrados unidos pueden hacer pilares y paredes que sostengan y formen
edificios, los Triángulos y los Rectángulos unidos pueden flechas que nos guíen el camino, con los
Pentágonos y Hexágonos se construyen balones que sirven para jugar al fútbol, y
¡fijaos!, los balones son esferas, mucho más redondas y hermosas que los
Círculos.
Así pues, dejaron de hablar de discapacidades y minusvalías,
para dar paso a la diversidad funcional, pues cada cual, según como es, tiene
sus capacidades y puede valer para diferentes cosas.
Y todas las
Figuras Geométricas vivieron felices en unión, paz y armonía.
María Dolores Rodríguez Castro
Integración Social
REFLEXIÓN PERSONAL SOBRE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD:
Es triste saber que en nuestra sociedad, todavía no hayamos
alcanzado la inclusión. Pero es así,y lo único que podemos hacer es luchar por
llegar a ella y hacer un mundo sin prejuicios,sin miradas raras,solidario y
entregado a las personas con más necesidades.Si las personas en realidad fuéramos
personas en todos los aspectos, todo nos iría mejor.
No nos cuesta nada ayudar a una persona con discapacidad a
cruzar la calle,ni a una persona mayor cederle el sitio en un autobús,ni
sacarle una sonrisa a una persona con discapacidad intelectual…es más nos
sentiríamos mejor con nosotros mismos,creceríamos en el bien como persona,
descubriríamos sentimientos de bienestar que nunca antes habíamos
experimentado.
Gracias a Dios no estamos en la exclusión, nadie es mejor que
nadie y nadie tiene derecho a menospreciar a una persona que tenga una
discapacidad.
Las personas con discapacidad son personas.
Entre nosotros hay más de 1.000 millones de personas que viven
con discapacidades. Debemos eliminar todas las barreras que dificultan la
inclusión y la participación de las personas con discapacidad en la sociedad,
lo que supone, entre otras cosas, modificar las actitudes que fomentan la
estigmatización e institucionalizan la discriminación.
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